blog de economía

lunes, 9 de febrero de 2009

Juan Carlos González, 1ºD (9-02-2009)

¿Y tú? ¿No tienes nada que ver?

Te digo a ti, al que compró un apartamentito sobre plano en una zona que se estaba revalorizando mucho porque "en un par de años lo vendo y me saco unos millones". A ti, que cambias tu dinero de banco para poder acogerte a un depósito al 8% (cuando los tipos de interés oficiales están dos o tres puntos por debajo). A ti, que has comprado una vivienda financiada a más del 100% y a 50 años que se te lleva más de la mitad del sueldo. A ti, que metes tu dinero en bolsa "a ver si en un par de meses sube un 10%" o que vas corriendo a comprar la acción que has oído que "va a ser un pelotazo", o que inviertes en un fondo esperando revalorizaciones de dos dígitos. A ti, que te has comprado un coche que no podías pagar apoyándote en el préstamo del banco, o te has ido de vacaciones al Caribe. A tí, que vives por encima de tus posibilidades apurando el límite de tu tarjeta de crédito.

A pequeña escala, muchos de los que ahora se llevan las manos a la cabeza han reproducido el comportamiento especulador que reprochamos al sector financiero. Entre todos, con nuestras decisiones (y nuestra avaricia) hemos ido alimentando a la economía financiera por encima de la economía real, y empujándola hacia unos límites que nunca deberían haberse superado. Ahora, cuando vienen mal dadas, nos hacemos los suecos: "eso han sido los bancos, que son unos avariciosos", "eso son los especuladores en bolsa, que han invertido a crédito", "eso han sido los constructores, que han inflado la burbuja", "eso han sido los gobiernos, que no han controlado bien", "eso han sido unos que han invertido sin controlar el riesgo"…

En realidad, aquí todos hemos despreciado los riesgos (de no poder pagar los créditos, de una evolución poco favorable de los activos subyacentes, de quedarnos sin trabajo, de enfermar, de…) atraidos por la rentabilidad y un ritmo de vida más alto de lo que nos podíamos permitir, obviando algunas precauciones elementales (como el no gastes más de lo que ganes, nadie da rentabilidad sin riesgo, ningún activo se revaloriza eternamente, etc.). Exactamente de lo mismo de lo que acusamos a los demás.

Por supuesto que todos (los bancos, los gobiernos, la sociedad en su conjunto) han sido cómplices necesarios, animándonos a todos a entrar en esta espiral de consumo, avaricia, deuda y desprecio por los riesgos, confiando en que podían estirar la cuerda más, y más, sin que se rompiese. Pero en última instancia, las decisiones no las toman ellos. Las tomamos nosotros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

este articulo tiene toda la razon; culpamos a los bancos y al gobierno d todo; pero hemos sido todods los que hemos puesto nuestro granito de arena para llegar al punto en el que estamos de la crisis.