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jueves, 21 de octubre de 2010

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Un nuevo hombre fuerte para gestionar la carta del fin de ETA
Rubalcaba será la voz del Ejecutivo y el encargado de coordinar al gabinete
J. PAGOLA / MADRID
Día 21/10/2010
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Con la designación de Alfredo Pérez Rubalcaba como vicepresidente primero del Gobierno, manteniendo la cartera de Interior, José Luis Rodríguez Zapatero quiere sacar rentabilidad electoral en este último tramo de la legislatura a su única baza: la lucha antiterrorista que ha colocado a ETA en el peor momento de su historia y ha forzado a Batasuna a dar tímidos pasos hacia las «vías exclusivamente políticas».
JAIME GARCÍA
Rubalcaba, feliz, escucha a Elena Espinosa ante Chaves.
Rubalcaba, el hombre fuerte del nuevo Gabinete, es un incombustible «tardofelipista», que no sólo sobrevivió, sino que incluso salió ileso de la etapa con más escándalos habida en la democracia española—Filesa, AVE, Lino, GAL...—. Y ahora, en el «tardozapaterismo», su figura sale también reforzada.
Paradójicamente, Pérez Rubalcaba fue nombrado ministro del Interior para gestionar un «proceso de paz» que, al final, le estalló al Ejecutivo de Zapatero en sus propias manos. Pero el incombustible supo acabar con el lastre de una tregua farsa que marcó al Gobierno y podría haber estigmatizado a Rodríguez Zapatero de por vida. Y lo hizo mediante un giro de 180 grados a la errática estrategia antiterrorista llevada a cabo hasta entonces. Ahora, el incombustible Rubalcaba ha sido designado vicepresidente primero del Gobierno y portavoz, sin abandonar la cartera de Interior, para administrar, de aquí a las próximas elecciones generales, los réditos políticos de esa rectificación en la lucha antiterroruistas que tantos éxitos ha cosechado en los últimos dos años y medio.
El «virus» de Moncloa
A partir de ahora, la clave reside en cómo Rubalcaba, que mantiene sus bazas como uno de los posibles sucesores de Zapatero, gestiona la «partida de ajedrez»: si da el «jaque mate» a una ETA acorralada, para liquidarla definitivamente por la vía policial, o si, conociendo su debilidad operativa, se le concede la revancha sólo porque en ese caso podría haber «foto» para la posteridad. El Rubalcaba ministro del Interior se ha venido posicionando a favor del «jaque mate» porque, asegura, ya no cree en «procesos de paz» y, además, está convencido de que sólo sin la amenaza de las armas Batasuna dará pasos definitivos hacia las «vías exclusivamente políticas». Está por ver si, ahora, el Rubalcaba vicepresidente primero mantiene su posición y se inmuniza para no contagiarse de ese «virus» de Moncloa que, cuando se contrae, atrofia la memoria del enfermo y le hace sucumbir al fiasco de la negociación con ETA. Rubalcaba en Moncloa, aunque de momento sea como vicepresidente del Gobierno, es una buena «foto» para aquellos votantes socialistas que le quieren como sucesor de Zapatero.

Paco y Jorge

fuente: ABC

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